La fotógrafa santafesina resume su trabajo visual en tres palabras: paisaje, territorio, auto representación. Su relación con el territorio es compleja, sus padres son cordobeses y se crió en una pequeña ciudad rionegrina donde creció escuchando narrativas nostálgicas sobre su vida santafesina. A su vez, el lugar por el que siente una nostalgia insistente, son unas montañas que han sido el país de sus vacaciones durante toda su vida: la cordillera de los andes. Hoy, y desde hace 15 años, vive en Córdoba y conservó ese hábito de estar siempre añorando otro lugar. En la fotografía, encontró un lenguaje para pensar en sí misma y en sus vínculos con las emociones, el territorio y la historia familiar.