Con
una
reserva
de
energía
reprimida
y
una
flamante

democracia, los artistas de los 80 se encontraron

rebalsados
de
colores
frente
a
un
lienzo
en
blanco.
El
arte
fue
inevitable.
La
expresión
desmedida,
la
ruptura

de dogmas y la creatividad avasallante se hicieron

moneda
corriente
en
todas
las
áreas
artísticas.
En
el
universo
teatral,
uno
de
sus
máximos
exponentes
e

inspiración para nuestro espectáculo, fue Alejandro

Urdapilleta.
Humo
es
un
sueño
lúcido
a
través
de
las
palabras
de
su

libro
“
Vagones
transportan
Humo”.
Inspirándonos
en
su

impronta
artística
y
en
el
espíritu
escénico
de
la
época,

atravesamos
sus
textos
empapandonós
del
fuego
de
la

revolución
under,
y
la
nostalgia
de
quienes
reconocen
la

sustancia
de
algo
que
ya
se
ha
apagado.
Sómos
Humo.
Lo
que
dejó
el
Fuego.