Países saqueados: Pablo Sigismondi en Capilla del Monte
Pablo es uno de los argentinos que más ha recorrido el mundo: visitó 159 países. Estudió geografía en el Instituto Simón Bolívar de la ciudad de Córdoba y se especializó fuera del país. Con sus fotografías y sus vastos viajes es un testigo único de los modos de vida en la Tierra, en especial, de aquellas culturas invisibles y pueblos ocultos para los ojos occidentales.
Detalles del evento:
¿Cuándo? Sábado 30 de septiembre. 19:00 hs.
¿Dónde? Espacio Viarava – Hipolito Yrigoyen 136 – Capilla del Monte
¿Precio? Evento a contribución voluntaria. Entrada sujeta a la capacidad de la sala.
Más acerca de Pablo Sigismondi
“Existen otros mundos, silenciosos, remotos, solitarios, distantes, en donde la vida se muestra con toda su intensidad. Vayamos hasta ellos.”
Khalil Gibran “Cartas de amor del Profeta”
Al recorrer el Globo Terráqueo observándolo al nivel del suelo se puede sentir, desde la pequeñez de los humanos, que volvemos a ser niños. Viajar a través de una serie continua de matices, producto de la extrema diversidad geográfica de nuestro mundo, significa adentrarse en un prodigioso calidoscopio de gentes y de paisajes tan diversos como magníficos. Pero, a pesar de esta sorprendente diversidad, la Tierra proclama el mensaje de unidad de los seres creados, un mensaje que no podemos olvidar. Y permite una percepción del mundo exterior pero, más aún, del propio mundo interior.
El fundar una atadura original con cada persona, con cada lugar, permite rescatar el sentido mítico del mundo. Y la capacidad de compartir con el otro, desde los wichis del norte argentino hasta la joven vikinga islandesa; desde los ojos negros de la mujer de Etiopía hasta los homeless de Nueva York; desde los beduinos del desierto sirio hasta los niños sobrecargados de frutas en Uganda; desde las tribus desnudas de caníbales en Nueva Guinea a los ojos horrorizados de los refugiados afganos; desde los sadhus de la India hasta los monjes tibetanos- permite sentir por ellos los mismos sentimientos en uno mismo. Esa empatía deja huellas, marcas. Todos viven en la memoria diaria. A todos les debo gratitud.
De la gente he aprendido. Y he descubierto que en cada rincón se encuentran historias, muy a pesar de la aldea global donde todo aparenta uniforme y conocido. En nuestro mundo, siguen habiendo historias. Siguen habiendo ventanas para abrir, y siguen habiendo gentes que esperan que las abramos. Pero ¿Cómo transmitir y preservar en la memoria los testimonios de un viaje por el ser humano y su sombra, de sus luchas, de sus creencias y de sus amores en los cinco continentes?. A través de las fotografías, como un modo de integrar esos agujeros negros que hay en nuestro propio mundo; esas cicatrices de la historia, esas suturas que llamamos eufemísticamente divisiones políticas o razas. En el mundo de hoy que debilita fronteras y homogeiniza; integra y comunica existe, sin embargo, un proceso complementario que las reinstaura, reproduciendo nuevas barreras que segregan y dispersan, que desconectan a los que buscan atravesarlas. Tenemos ojos pero no podemos ver.
Viajando el tiempo se vuelve infinito, increíblemente lleno. El tiempo se marca, se intensifica, permanece y se alarga. Y la fotografía lo eterniza.
Al fin de cuentas, vivimos en un mundo que viaja en un universo que también viaja. Y el viaje es el único antídoto que permite vencer la fugacidad del tiempo. Y estas fotos buscan ayudarnos a revelar, comprender y difundir la auténtica maravilla humana que la Tierra alberga en sus entrañas.
Pablo Sigismondi