Obras ocultas en la red
"Busco esa línea que hace temblar a un hombre en una galería de museo”, decía Cortázar en uno de sus poemas. Tal vez sea alguna de las consignas que presentan estos espacios que, en el siglo XXI, se alejan de su investidura decimonónica para convertirse en puntos de encuentro sociales y culturales más cercanos a la comunidad. Y es que los museos comenzaron a plantear nuevos horizontes donde las obras no solo materializan el tiempo de la historia, sino que también se hacen presentes en los sitios virtuales con muestras digitales.
Pinturas, grabados, tapices, esculturas, arte decorativo, fotografías, instalaciones, entre otras producciones, son la esencia para generar ese múltiple contacto espacio-temporal, con la intención de convertirse en disparador de diálogos y emociones. En la Argentina, hay mucho por recorrer y descubrir. Por ejemplo, solo el Museo Nacional de Bellas Artes cuenta con un acervo de 12.000 piezas, cuya puesta en valor lo posiciona como una de las casas nacionales artísticas más importantes. El Palais de Glace, por su parte, lleva a cabo anualmente las ediciones de los Salones Nacionales desde 1911, abarcando distintas disciplinas en las que participan, cada vez más, artistas de todo el país. Sin embargo, una parte de ese patrimonio permanece en archivo a la espera de una oportunidad para ver la luz, al menos, en una muestra temporaria.
Para los amantes del arte, y gracias a las tecnologías digitales, existe la posibilidad de entrar en esos depósitos llenos de magia. El Museo Nacional de Bellas Artes de la Ciudad de Buenos Aires cuenta con un segmento en su página web (www.mbna.gob.ar) donde se puede acceder a casi dos mil obras de arte que, actualmente, no están en exhibición. Cada una de ellas cuenta con todos los datos descriptivos —título, autor, fecha, género, escuela, técnica, soporte, medidas, entre otros— y un breve comentario de especialistas y curadores del propio Museo. Así, por ejemplo, se puede descargar en muy buena calidad Estudio para Hércules, del italiano Baccio Bandinelli, bocetado con tiza roja durante el Renacimiento; La Chula o Sevillana, de Hermenegildo Anglada Camarasa, pintado al óleo a principios del siglo XX, o Retrato de Lino Eneas Spilimbergo, del argentino Carlos Alonso, grabado al aguafuerte en la década del 70.
El Palacio Nacional de las Artes (Palais de Glace) también ha digitalizado su acervo histórico y artístico. Desde la dirección electrónica que propone el Palais en Google Gallery Art (palaisdeglace.culturalspot.org/home) están disponibles todas las muestras que se realizaron, con información adicional de las curadurías y la posibilidad de acercarse y desplazarse a través de las obras para no perderse ninguno de sus detalles. Además, desde su sitio web (www.palaisdeglace.gob.ar) se pueden encontrar los catálogos de distintas ediciones de los Salones Nacionales —por el momento, desde 1911 hasta 1917 y desde 2003 hasta 2015—, concurso aún vigente que premia a artistas consagrados y emergentes en las disciplinas de pintura, dibujo, grabado, escultura, textil, cerámica, fotografía, e instalaciones y medios alternativos. También poseen una plataforma digital issuu (issuu.com/palaisdeglace), cuya propuesta es poner en circulación las diversas publicaciones de muestras, antologías y ganadores de los Salones Nacionales que se organizan anualmente.
Las tecnologías digitales y las redes sociales permiten que cualquiera pueda explorar los pasillos que antes solo recorrían investigadores o historiadores del arte, donde descansa gran parte de nuestro patrimonio nacional. Y, además, en esa revitalización, muchas obras empiezan a ser parte, con un solo click, de un nuevo renacimiento.
Texto: Gabriel Tripodi
Foto: Palais de Glace. San Vicente, de Josefina Oliver (1898).
Fuente: Ministerio de Cultura de la Nación Argentina